Me desperté, era verano. Por fin. Parecía un buen día, hacía un sol tremendo. Todo parecía marchar bien y además era mi último día de clase. Qué largo se me había hecho el curso. Me vestí y bajé a desayunar. Ahí estaba mi padre con la misma cara de amargado de siempre. Ni siquiera le di los buenos días. ¿Para qué? No me contestaría. –mi padre me odia porque no soy la hija fabulosa que él quiere que sea. Mientras desayunaba, para mi sorpresa, mi padre se acercó y me dijo:
—Buenos días, Rebeca.
Lo miré fijamente a los ojos y me reí. No sé por qué, pero me reí. Él se puso más serio de lo que ya estaba y dijo:
—Que tengas un buen día.
Y a continuación cerró la puerta de un golpe y se fue al trabajo. Pero, ¿qué le pasaba? Nunca me da los buenos días. Algo malo iba a pasar, seguro. Pero ahora no tenía tiempo de pensar, que si no llegaría tarde a clase. Me terminé de arreglar y me fui.
Llegué al instituto y me encontré con Tamara –mi mejor amiga- y le dije:
—Tía, mi padre me ha dado los buenos días- suena
raro dicho así, pero es que era hiper extraño, me odia.
— ¿Qué dices?¿En serio?
—Sí. Tengo miedo. ¿Y si me castiga por haber
sacado un 5 en biología? Ya sabes, como él es médico, la familia entera tiene
que serlo. ¡Qué asco!
—No creo, tía. Bueno, tú deja de rallarte la
cabeza con eso y piensa en lo que nos espera este verano. Que nos vamos al campamento
de verano. ¡Woooho!
—Mira, ahí está Michael- el chico que me gustaba-
voy a preguntarle si va al campamento- le guiñé el ojo a Tamara y me fui.
Me acerqué por la espalda a Michael y le dije:
—¡Hey!
—Hola, ¿cómo estás?¿qué tal las notas, Reb?
—Bueno, menos el 5 en biología, lo demás bien.
—Uff, tu padre va a matarte, eh.
—Cállate.-me reí- ¿Vas al campamento de verano?
—Sí, no me lo perdería, es nuestro fin de curso.
¿Y tú?
—También. Eh, bueno, me voy a clases, nos vemos.-caminé
hacia clase.
Estaba tan emocionada. Había acabado la ESO, me quedaba bachiller solamente, iba a ir a ese campamento y cumpliría mis 16 allí. Julio sería un gran mes. Entré a clase y me senté con Mar, ya que no me tocaba clase con Tamara. Me miró y me dijo:
—Cielo, ¿quieres apuntarte a la Party Summer?
—¿Qué es eso?
—Es una ‘fiesta’ que dura una semana. Será la
última semana de junio, ya sabes, antes de irnos al campamento.
—Suena genial. Hablaré con Tamara para ir juntas.
—Llámame esta noche.
El día se me hizo largo, pero finalmente mi madr…¿¿¿padre vino a por mí??? Esto ya era demasiado extraño. Me miró sonriente –eso era peor todavía- y me dijo:
—Mamá y yo tenemos una sorpresa para ti.
—¿Dónde está mamá?
—Vamos a comer a un restaurante y te lo contaremos…
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