martes, 11 de junio de 2013

CAPÍTULO 2.

Íbamos en el coche totalmente en silencio hasta que dije:
 ¿Me vas a decir qué pasa y dónde vamos?
Él simplemente sonrió y aparcó el coche frente a un restaurante chino. Era mi favorito. Esto no pintaba nada bien. Bajamos del coche, me abrió la puerta del restaurante  y allí estaba mamá, sonriendo y haciéndome señas para que me sentara a su lado. La miré con cara de asco, frunciendo el ceño y me senté. Mamá pidió al camarero la comida que más le gustaba a cada uno. Finalmente, la miré a los ojos y le dije:
¿Me lo contáis?
Y ella dijo:
No seas antipática, Rebeca, que tu padre quiere darte una noticia.
Pues que la diga ya.
Finalmente, papá sonrió y dijo:
Hemos pensado que como la abuela está sola en el campo, podríamos irnos este verano todos allí, incluso vendría tu hermano que le ha gustado la idea –mi hermano vivía en Londres- y pasaríamos un verano diferente.
Dije casi gritando:  ¿QUÉ? ¿ESTÁS LOCO? ¿ESTÁIS LOCOS? No me pienso ir todo el verano a ese asqueroso campo. No hay nada que hacer allí. Además, ya me habíais dejado ir al campamento de verano con Tamara, no podéis hacerme esto.
Estaba a punto de llorar. Me arruinarían los planes en cuestión de segundos. Mi madre me cogió la mano y me dijo:
Lo siento, ¿vale? Pero tenemos que hacerlo.
Sois unos mentirosos.-las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas.-podéis iros vosotros solos, yo me voy al campamento, ya lo he pagado.
Lo cancelaremos.-dijo mi padre.
Te odio, papá.-Hice una mueca de sonrisa falsa mientras lloraba, acto seguido me levante de la silla y me fui del restaurante.
Estaba lloviendo bastante, pero no podía quedarme ahí. No quise ni siquiera llamar a Tamara, solo quería llorar. Caminé por 20 minutos más o menos. Luego me senté en una parada de autobuses donde no había nadie, y seguí llorando por horas… algunas personas simplemente pasaban y miraban, hasta que sentí que alguien se detuvo y dijo:
¿Qué te pasa, Reb?
Era Michael. Lo miré a los ojos, luego bajé la cara y seguí llorando. Él se agachó, me abrazó y dijo:
Vivo cerca de aquí, vamos a mi casa- me levanté con su ayuda y empezamos a caminar, estuvimos en silencio hasta que llegamos al portal. Entramos al ascensor y me abrazó. Le pregunté si había alguien en casa, pero por suerte no era así. Fuimos a su habitación y me senté en un pequeño sofá que había allí. ÉL se sentó en el suelo y me dijo:
Cuéntame que te pasa, anda.
Mis padres…-las lágrimas empezaron a salir otra vez- van a llevarme al campo este verano y no voy a ir al campamento de verano.
¿En serio?
Ojalá fuese mentira.
Lo siento mucho, Reb. ¿Puedo hacer algo por ti?
¿Matarme? Por favor. Sé que suena exagerado todo esto, pero llevaba años esperando este momento y ahora…
Iré a verte al campo alguna vez si eso te hace estar mejor.
¿Lo harás?

Nos miramos a los ojos y él sonrió, oímos el timbre. Mike fue a abrir la puerta.

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